El extraordinario encuentro de los ángeles con Abraham en el encinar de Mamré
Uno de los episodios más fascinantes sobre apariciones angelicales en el Antiguo Testamento se encuentra en Génesis 18, cuando tres misteriosos visitantes se le presentan a Abraham en el encinar de Mamré y comparten un banquete con él, para luego revelar su naturaleza angélica y anunciarle el nacimiento de Isaac. Analicemos en profundidad este pasaje:
El relato de Génesis 18
Según se narra en Génesis 18:1-15, Abraham estaba sentado a la entrada de su tienda junto al encinar de Mamré cuando alzó la mirada y vio a tres hombres parados cerca de él. Abraham corrió a su encuentro y los invitó a lavarse los pies y descansar debajo de un árbol, luego les ofreció agua y pan, y mandó a cocinar un ternero para ellos.
Mientras comían, los visitantes le preguntaron por su esposa Sara, a lo que Abraham respondió que estaba en la tienda. Entonces uno de ellos le anunció: «Volveré a ti según el tiempo de la vida, y he aquí que Sara tu mujer tendrá un hijo» (Génesis 18:10).
La verdadera identidad de los visitantes
Al inicio el texto se refiere a los visitantes simplemente como “tres hombres”. Pero luego especifica: «Y Jehová dijo:…» (Génesis 18:13), dejando en claro que uno de ellos era Jehová, es decir Yahvé o Dios mismo, mientras que los otros dos eran ángeles que lo acompañaban.
Esto se reafirma cuando dos de ellos (los ángeles) parten hacia Sodoma, y Abraham sigue hablando con Jehová (Génesis 18:22). Así, Abraham recibe la visita del Señor acompañado de dos ángeles.
Significado teológico e importancia
Este extraordinario episodio tiene gran relevancia teológica:
- Demuestra la cercanía y familiaridad entre Dios y Abraham, al compartir juntos una comida.
- Dios se manifiesta en forma humana, sentando un precedente a la encarnación de Cristo.
- La promesa del nacimiento de Isaac marca un punto de inflexión en la genealogía mesiánica.
- Exhibe la hospitalidad y devoción de Abraham ante Dios.
- Los ángeles parten hacia Sodoma en una misión de juicio, evidenciando que son ejecutores de los designios divinos.
Sin duda este extraordinario episodio constituyó un momento cumbre en la vida de Abraham, y un testimonio del trato íntimo entre Dios y el patriarca, que lo consolidó como padre en la fe para el pueblo de Israel. Un relato que ha inspirado abundante arte y reflexión teológica.