La compasiva hija del Faraón que salvó y adoptó a Moisés
La hija del Faraón que salvó al bebé Moisés de morir ahogado es otra heroína anónima clave en la historia bíblica. Su compasión y visión permitieron proteger al futuro libertador de Israel.
El contexto: la persecución a los bebés hebreos
La princesa egipcia vivía cuando los israelitas eran esclavizados en Egipto. El Faraón había ordenado ahogar en el río Nilo a todos los bebés varones hebreos (Éxodo 1:22). La madre de Moisés lo escondió por tres meses, pero luego lo puso en una canasta en el río para salvarlo (Éxodo 2:2-3).
El providencial encuentro con Moisés
Cuando la hija de Faraón fue a bañarse al Nilo, encontró la canasta y sintió compasión por el lloroso bebé (Éxodo 2:5-6). Rápidamente entendió que era un niño hebreo condenado a morir (Éxodo 2:6).
«Al abrirla, vio al niño; y he aquí que el baby lloraba. Y teniendo compasión de él, dijo: Este es uno de los niños de los hebreos.» (Éxodo 2:6)
La adopción que cambió la historia
La princesa egipcia decidió adoptar al bebé como su propio hijo, a pesar de ser hebreo (Éxodo 2:10). Llamó al niño «Moisés» y lo crió como un príncipe egipcio (Éxodo 2:10). Así, el futuro libertador de Israel se educó en la realeza egipcia.
La hija de Faraón tuvo la valentía y visión para desafiar la orden de su padre y salvar una vida inocente. Su compasión cambió el curso de la historia al permitir el nacimiento del gran profeta Moisés.
Un modelo de compasión trans-cultural
La princesa representa cómo la compasión y el amor pueden superar prejuicios culturales y étnicos. Adoptó y amó a un niño hebreo como su propio hijo. Su historia es un poderoso llamado bíblico a la inclusión, la acogida del extranjero y la universalidad del mensaje divino.