El misterioso varón de Dios que enfrentó al rey Jeroboam
Uno de los relatos más enigmáticos del Antiguo Testamento involucra a un profeta anónimo referido simplemente como “varón de Dios” que se enfrentó al pecaminoso rey Jeroboam I de Israel.
Jeroboam y la idolatría
Tras la división del reino, Jeroboam temía que su pueblo lo abandonara si iba a adorar a Jerusalén. Entonces instauró el culto a becerros de oro en Betel y Dan, desobedeciendo a Dios (1 Reyes 12:25-33).
La dura advertencia en Betel
Cuando Jeroboam estaba sacrificando ante su altar en Betel, el desconocido “varón de Dios” llegó desde Judá para profetizar que un rey llamado Josías destruiría ese altar impío (1 Reyes 13:1-3).
El castigo de Jeroboam
Cuando Jeroboam intentó arrestarlo, su mano se secó milagrosamente. El altar se partió y las cenizas se derramaron según la palabra del varón de Dios, demostrando su autenticidad como profeta (1 Reyes 13:4-6).
La trágica desobediencia del profeta
A pesar de la orden divina de no detenerse, el varón de Dios regresó con un profeta viejo de Betel que lo engañó, y fue matado por un león por su desobediencia (1 Reyes 13:11-24).
Este profeta anónimo demostró un enorme valor para encarar al rey y denunciar sus pecados, a costa de su propia vida. Su identidad permanece en el misterio, pero su heroísmo es evidente.