Samuel: El profeta que ungió la monarquía en Israel
Samuel fue el último de los jueces de Israel. También se destacó como profeta y fue el encargado de ungir a los primeros reyes israelitas. Su liderazgo fue clave en la transición entre el periodo de los Jueces y el surgimiento de la monarquía.
Juventud y llamado profético
Samuel nació de la estéril Ana gracias a una oración en el tabernáculo (1 Samuel 1). Siendo aún niño, recibió el llamado de Dios para ser profeta y juez de Israel (1 Samuel 3). Fue pupilo del sumo sacerdote Elí.
Desde joven, Samuel se distinguió por su honradez, rectitud y cercanía con Dios. Poco a poco se ganó el respeto y la confianza de todo el pueblo.
Juez de Israel
Tras la muerte de Elí, Samuel fue confirmado por Dios como juez y gobernante de Israel, siendo aún muy joven (1 Samuel 7:15). Recorrió el país ayudando a resolver disputas con justicia y rectitud.
Dirigió a Israel en una gran victoria contra los filisteos en Mizpa (1 Samuel 7). Restauró la espiritualidad del pueblo haciéndoles volver al Señor.
Ungiendo los primeros reyes
Cuando Samuel envejeció, sus hijos no siguieron sus pasos, por lo que el pueblo demandó tener un rey (1 Samuel 8). Samuel se resistió, pero por indicación de Dios ungió a Saúl como el primer rey (1 Samuel 10).
Luego, por mandato divino, ungió en secreto a David como futuro rey (1 Samuel 16), reemplazando a Saúl. Así guió la transición hacia la monarquía.
Legado
Samuel fue el último de los grandes jueces carismáticos de Israel. Abrió camino para el liderazgo de los reyes ungidos por él. Se destacó por su profunda espiritualidad, justicia y cercanía con Dios. Israel lo recuerda con honor como profeta, sacerdote y juez.